Como toda historia que se precie, hay que ir al origen para entender la relación que nuestra familia ha tenido durante 150 años con uno de los inventos más importantes de la humanidad: la imprenta. Cuatro generaciones, por el momento, han sido protagonistas de la historia de nuestra empresa familiar, la cual cimentó sus raíces en un invento con más de 580 años de historia.

Echando la vista atrás, en 1874 encontramos al primer protagonista de nuestra bonita y colorida historia: Don Blas González, propietario de la única imprenta que existía en Haro en ese momento, ubicada en el número 22 de la calle de la Vega, lo que hoy son los jardines y entrada lateral inferior del Palacio de las Bezaras.

Entre los alumnos que pasaron por la academia del primer Viela en Haro estuvieron jarreros ilustres como Félix Martínez Lacuesta, conocido abogado y periodista de la época; Cristino Marcelino , que llegara a ser alcalde de Haro; los Ardanza, fundadores de Bodegas La Rioja Alta; Martínez Francés, familia que poseía una importante fábrica de harinas, Martínez Pisón o Luisa Isasmendi, cuya familia regentaba unos almacenes de hierro, entre otros muchos.

Desiderio Viela también mostró su apoyo al sexo femenino mediante la educación, ya que fue una de las primeras personas en dar clases a mujeres en la villa jarrera, toda una novedad en el siglo XIX. Hombre de profundas convicciones, un ejemplo de sus principios morales es un artículo en el que sale en defensa de la mujer, en una época en la que en muchas ocasiones se ponía en duda la capacidad intelectual de ésta, y que decía, entre otros aspectos, lo siguiente: “Todo ello demuestra una cosa: que el “sexo débil” es tan apto, para toda clase de estudios como el sexo fuerte, si no lo es superior con muy numerosas excepciones”.

Pero Desiderio Viela tenía más inquietudes y en sociedad con D. Gregorio Iturbe, se decidió a adquirir la imprenta de Blas González por un importe de 10.000 pesetas. Como curiosidad, las escrituras de la formación de la sociedad se formalizaron ante el notario D. Justo Torre y Artacho.

Pasaron los años, y en 1913 la imprenta se trasladó al número 27 de la calle de la Vega, concretamente a un inmueble propiedad de la familia Briones, donde el negocio permaneció hasta agosto de 2007. Muchos recordarán aquella ubicación, en donde la librería y la trastienda ocupaban las dos terceras partes de la planta, quedando solo una parte muy reducida destinada al taller de imprenta.

Retomando la historia, recién comenzada la década de los felices años 20, concretamente en 1921, la sociedad Viela e Iturbe se disolvió, pasando desde entonces a girar como IMPRENTA y LIBRERÍA VIELA. Así pues, el negocio ya era solamente familiar y, conforme al deseo de Desiderio Viela expresado en su testamento, el relevo de la empresa pasaría a dos de sus hijos José y César. Sus otros dos vástagos, Mariano y Jesús tuvieron otras compensaciones por parte de su padre. A los 70 años, Desiderio Viela murió dejando la imprenta en manos de la segunda generación. Finalmente, Mariano, que trabajaba en la Banca Roig la cual quebró, y Jesús, el más joven de los hijos, entraron también en el negocio familiar y gracias a este último el negocio pudo continuar hasta nuestro días.

El mundo se está transformando a una velocidad de vértigo. La era digital está poco a poco desterrando el uso del papel, pero la esencia continúa siendo la misma: el arte gráfico. 

A partir del año 2010, este sector experimentó un cambio muy importante, en lo que denominados preimpresión o preparación digital de los trabajos para ser impresos. Ejemplo de ese progreso es la incorporación de un “CTP” (filmación láser directo a plancha), con el que la reproducción de los archivos a las planchas resulta 100% fiable y junto con las pruebas digitales de color de alta calidad el cliente posee una prueba real del resultado final de su producto. Pero a pesar de que lo digital evoluciona muy rápidamente, la impresión pliego a pliego sigue ocupando un capítulo muy importante en nuestro taller. Para cumplir con las demandas de nuestros clientes contamos con tecnología de última generación, gracias a la gran inversión realizada en los últimos años para contar con la mejor maquinaria: offset 4 colores de gran formato, troqueladoras, estampación por calor, laminadoras, impresión digital, serigrafía, encuadernadoras, etc.

Y para el que desee conocer un poco de historia de la impresión, en nuestra sede se puede contemplar una Minerva (máquina tipográfica de pequeñas dimensiones), con la que pliego a pliego y manualmente se imprimían los pequeños trabajos antiguamente, así como muchos de los caracteres de plomo y letras de madera con las que se confeccionaban los grandes carteles de las fiestas jarreras. 

Otro tipo de impresión que trabajamos actualmente es la de material autoadhesivo para etiquetas de vino y alimentación. Esta clase de impresión se va abriendo paso en nuestra compañía. Hay que tener en cuenta que estamos en la cuna del vino de Rioja, por lo que el mercado con este tipo de impresión tiene gran potencial. Fue en 2020 cuando incorporamos la primera máquina para este sistema, compuesta por 5 cuerpos de impresión más estampación, barnizado, relieve y troquelado en una sola línea. Gracias a esta tecnología, se ha pasado de una limitación de medios en la realización de la etiqueta convencional de papel, a una riqueza enorme de recursos tanto en materiales como en acabados de las etiquetas.